DIARIO INFORMACIÃN» – 19/06/2013
Los primeros usuarios de la nueva línea alaban la comodidad y rapidez de los trenes y condicionan su éxito futuro a la mejora de los tiempos y al mantenimiento de las tarifas reducidas.
Sergio Esteve está absorto en su ordenador cuando le interrumpimos poco después de salir de Alicante. «¿El AVE? Muy bien. Ya era hora. Es cómodo y rápido, sobre todo si lo comparamos con el trayecto anterior cuando iba por Alcázar de San Juan y se tardaban cuatro horas». Como Sergio, muchos de los alicantinos que han tomado el AVE de las siete y diez de la mañana, se dirigen a la capital por trabajo y se les ve en sus asientos somnolientos y silenciosos aunque, en cuanto se les pregunta, se animan por aquello de estrenar la línea. Mientras hablamos, el tren va cogiendo velocidad pero apenas se notan las vibraciones y se puede ir andando por el pasillo central sin problemas sorteando a una azafata que va repartiendo auriculares para la proyección de la película de Hitchcock. Pese a la espectacular aparición de Scarlett Johansson en el papel de Janet Leigh, muchos de los pasajeros pasan de la película. Entre ellos están Carolina, Ana y Vicente, tres jóvenes que poco antes llegaron corriendo por los andenes, y que cuentan que van a Madrid a ver el musical El Rey León. «Reservamos los billetes antes, pero los cambiamos porque queríamos probar el AVE y además es más barato», señalan. En otro vagón, Jesús Castellanos, miembro del Comité Olímpico Español y presidente de la Federación Española de Taekwondo se muestra satisfecho por la llegada del AVE a Alicante. «Yo viajo mucho. Hoy voy a una reunión del Consejo Superior de Deportes y estoy muy contento de que por fin disfrutemos de este tren». Dos asientos delante Mario Pérez, un joven alicantino va a hacer el Camino de Santiago. «Teníamos billetes en el tren antiguo y nos los cambiaron, y me alegro, porque en este tren se va muy bien», dice.
Poco antes de la parada de Albacete encontramos en la cafetería a Julia Rubio y a su socia Adela Santos, propietarias de una tienda de complementos de Elche. Ambas se muestran contentas por la llegada de la alta velocidad a Alicante pero condicionan su uso a las tarifas. «Nosotras vamos a menudo a Madrid a comprar y, si nos cobran 130 euros a cada una por ir y volver, no nos sale a cuenta».
Mientras Julia y Adela desayunan en la cafetería, un espacio amplio y funcional en el que, no se sabe muy bien por qué no hay café a esa hora, los viajeros de preferente reciben su desayuno, ahí sí, con café. En el AVE hay tres categorías: Turista, turista plus, con sillones iguales a los de preferente pero sin prestaciones; y preferente, cuyo billete incluye comida, bebida, periódicos y barra libre, incluido cava, aunque no a las ocho de la mañana.
«A partir de ahora es cuando el tren se pone a 300 kilómetros», comenta una mujer a su marido. Y es que, entre Alicante y Albacete, y durante el periodo de prueba, el tren no supera los 200 kilómetros por hora, pero el AVE se lanza desde la capital manchega. Efectivamente, a través de las ventanillas, el paisaje pasa más deprisa. Dentro, sin embargo, no se nota a excepción de los tramos en los que el AVE pasa por un túnel cuando se taponan ligeramente los oídos por el cambio de presión.
Sobre las nueve de la mañana, la película ha terminado. Muchos de los pasajeros siguen trabajando apoyando sus ordenadores en sus bandejas, y otros dormitan. Reme y su hija Ana charlan. Van a Madrid a ver un colegio mayor para la joven que va a estudiar Medicina, y un poco más allá, Carmen y su marido se van preparando para la llegada a Atocha. «Nosotros vamos y venimos el mismo día, queríamos ver qué es esto del AVE», dice ella. Poco antes de la llegada a Madrid por megafonía se recuerda a los pasajeros que, con el billete del AVE se incluyen los trenes de cercanías, algo que se repite a la vuelta, antes de llegar a Alicante lo que permite a los viajeros enlazar con el TRAM o los trenes que se dirigen cerca de Alicante.
El AVE llega a Atocha a las 9.37, un par de minutos antes de la hora prevista. La gente baja satisfecha hasta que, al pisar los andenes, se nota un aire frío que obliga a ponerse la chaqueta de inmediato. «Vaya frío hace aquí. A ver si ahora con el AVE se dan cuenta del lujo de clima que tenemos en Alicante y vienen más», bromea una de las pasajeras antes de abandonar el andén deprisa, como los 256 pasajeros de este segundo viaje desde Alicante, que han cubierto el 80% de la capacidad del tren.
En el viaje de vuelta coincidimos con Amanda, una madrileña que viaja mucho a Sevilla y que se confiesa «pro AVE», para añadir que «posiblemente a partir de ahora viaje más a Alicante sobre todo cuando el trayecto dure dos horas. En un momento estamos allí». Junto a ella viajan Agustina y Matías, una pareja de Badajoz que aprovecha para reivindicar el AVE por su tierra, «a ver si se acuerdan de nosotros».
También vuelve a Alicante Xavi Alongina, un noveldense que se queja de la situación de la estación de Villena. «¿Qué sentido tiene hacer un AVE y poner una estación lejos de todo y a la que hay que llegar por caminos? No vale la pena lo que nos han quitado en Elda y Novelda para ganar 4o minutos de tiempo». La de Xavi es de las pocas críticas a la nueva línea que hallamos entre los viajeros, la mayor parte de los cuales asegura que, si se ofrecen buenas tarifas y se mejora el tiempo de llegada, viajará más a Alicante. Carlos Etreros, quien vive en Madrid y tiene una casa en Alicante, asegura que «para mí la comodidad es fundamental», al tiempo que su compañera de mesa, Cristina Pérez, comenta que viaja mucho por trabajo «y el AVE supone una ventaja enorme porque puedes resolver un problema en un día sin perderlo entero y volviendo a casa por la noche». Poco antes de llegar a Alicante hablamos con una absoluta entusiasta de este tren, María Teresa Castaño, española que vive en Londres y viene unos días a la playa. Asegura que «me siento orgullosa de ser española. En Inglaterra los trenes son mucho peores. Para mí ha sido toda una sorpresa viajar en un día tan especial como este».
¿Algún pero? Una alicantina se queja de que las puertas de los aseos no cierran bien, y una madrileña de que el aire acondicionado estaba demasiado alto, pero en cuanto el AVE a las 13.20 llega a Alicante y baja del tren, se le pasa el frío gracias a los 27 grados de la calle.
4,20 euros por un zumo de bote y un cruasán
Como en la mayoría de medios de transporte, los precios de la cafetería del AVE son prohibitivos. Así, por poner un ejemplo, un zumo de bote y un cruasán costaban ayer 4,20 euros y además muchos de los usuarios se encontraron con que, sobre las ocho de la mañana, no había café en el bar, algo que no sufrieron los viajeros de preferente que sí recibieron en sus asientos café, bocadillos, cruasáns, huevos con guisantes y jamón, y yogourt. En el viaje de las 10.45 desde Madrid a Alicante, el billete de preferente incluyó todo tipo de bebidas así como un bocadillito de jamón y un pastel de chocolate servidos sobre las doce del mediodía, un menú que se incrementa en los viajes que coinciden con la hora de la comida.
Alicante presente en el estand de Atocha
Nada más entrar en la zona de salidas de la estación de Atocha, en Madrid, los viajeros se encuentran de frente con el estand promocional de Alicante y la Costa Blanca. Tras el mostrador estaba ayer Cristina Saez, una alicantina capaz de cargar de folletos promocionales de Alicante a unos turistas chinos que le preguntaron por Barcelona. Cristina asegura que son muchas las personas interesadas por Alicante. «Hay mucho movimiento. Preguntan sobre todo por los hoteles, los restaurantes y también por los accesos una vez que lleguen con el AVE. Ahora también les hablamos de las Hogueras». Entre un cliente y otro, Cristina asegura que «se nota que con la llegada del AVE hay mucha gente interesada por Alicante y también por otros puntos de la provincia como Benidorm, Calpe y Torrevieja».
El estand, compartido por el Patronato de Turismo, la Generalitat y el Ayuntamiento de Alicante, se instaló en la estación de Atocha el pasado día 11 de cara a la inmediata puesta en marcha del AVE, y su labor promocional se mantendrá durante tres meses.