DIARIO INFORMACIÃN» – 31/07/2013
Vecinos del entorno de la estación denuncian el ruido que se genera en la nueva terminal, mañana, tarde y noche.
Dieciséis horas escuchando sin descanso el ruido de la locomotora de un AVE en los nuevos andenes, o las descargas sonoras del compresor para vaciar los aseos de los trenes (la chupona en lenguaje ferroviario) han terminado por colmar la paciencia de las alrededor de 300 familias alicantinas que viven en el entorno de la estación-término de Alicante, que buscan ahora organizarse, vía asociaciones de vecinos, para tratar de que el Administrador de Infraestructuras Ferroviarias (Adif) atienda sus quejas, ya que el Ayuntamiento de Alicante ha optado por mirar hacia otro lado.
Todo comenzó mucho antes de la llegada del AVE el pasado 18 de junio. Allá por enero, cuando Ivan, un vecino de la calle Bono Guarner –uno de los balcones hacia la estación– decidió junto a otro vecino contactar con los responsables de la obra para buscar soluciones a los ruidos de la estación, algunos bien pasadas las doce de la noche, vulnerando la normativa acústica.En muchas ocasiones, según denuncian los afectados en base a mediciones particulares, el nivel de los decibelios supera lo permitido. Ahora bien, no hay constancia oficial, porque la Policía Local, se ha negado a hacer las pruebas de fonometría, ya que «hablamos de los ruidos de una estación donde el que manda es Adif», según respuesta dada a los vecinos por la Policía Local.
Los vecinos ha comenzado a organizarse ante el silencio de la Administración y como primera medida han creado una página en la red social Facebook en la que recogen adhesiones y cuelgan sus denuncias en forma de vídeos para fortalecer sus quejas. Operarios soldando a primera hora de la madrugada, voces en alto de los trabajadores, o los ruidos de la propia actividad de una estación ferroviaria que, durante la noche, cuando se impone el silencio y el descanso, multiplican su efecto molesto.Iván, vecino de Bono Guarner e impulsor de esta especie de plataforma ciudadana contra los ruidos del AVE, apuntó ayer que «llevamos unos meses terribles e impotentes porque nadie nos hace caso. Ni en Adif, ni en el Ayuntamiento, al que sólo le hemos pedido que hiciera pruebas de ruido para tener algo oficial al que agarrarnos. Me consta que los propios trabajadores de la estación están padeciendo los ruidos y las molestias». El colmo llegó el 20 de julio, cuando el motor de una locomotora del AVE estuvo bramando desde las 6 de la mañana a las 4 de la tarde.