LA VERDAD/LAS PROVINCIAS – 19/06/2013
Satisfacción general entre los usuarios del nuevo tren, en el que se nota el recorte de tiempo con respecto al Alvia. Tras más de una década de espera, el AVE ya conecta Alicante con Madrid en dos horas y media.
Había ganas de Alta Velocidad en Alicante. No en vano, ambas regiones comparten un vínculo especial, pues muchos madrileños tienen en la provincia su lugar de veraneo y a bastantes alicantinos les tira la capital. No en vano, siempre se ha dicho que esta conexión ferroviaria ha sido la más rentable de todo el país. Por eso, llamaba la atención el retraso en la ejecución de la infraestructura.
Tantos titulares, tantas promesas, tanto tiempo transcurrido no ha hecho sino aumentar el deseo de estrenar la Alta Velocidad. El primer tren salió de Alacant Término a las seis de la mañana, quizas demasiado temprano, puesto que a esa hora ni hay Tranvía para conectar. El segundo partió una hora después, a las 7.10 horas. Sin embargo, en la estación se notaba movimiento pese a que todavía eran las seis y media de la mañana.
A la terminal de toda la vida, se le ha añadido la del AVE, situada a la derecha de la puerta principal. El lugar donde se levantaban los tinglados ahora aparece despejado y una rotonda permite el giro a los taxistas que esperaban los primeros trenes de la mañana. Las puertas de la terminal AVE estaban abiertas de par en par, que permitían el acceso directo a los andenes. Pero ese no era el camino correcto, sino que hay que pasar por el remozado vestíbulo. Se ha cambiado el suelo y se ha dado un mano de pintura. También se ha despejado el espacio principal. Tiene otro aspecto, de verdad.
Al final, antes de los andenes, se sitúa el control de seguridad. Es solo un previo al ‘checking’ de comprobación de billetes, a través de códigos QR o billetes impresos.
En la fila, muchos móviles querían inmortalizar el cambio y compartirlo con amigos a través de las redes sociales.Pocas despedidas en el andén, el romanticismo ha dejado paso a la practicidad. Cada vez es más fácil ir y venir de Madrid, y también se nota. Mucho señor con corbata y portátil, grupos de amigos o compañeros y algunas familias, pero son las menos. En torno a un 70% de ocupación en estos primeros servicios. En concreto, el tren de las 7.10 lleva 256 pasajeros, según informa Renfe.
Los vagones, remozados de otras líneas, son cómodos, con espacio entre los asientos. Llama la atención los auriculares que están en la parte superior de las butacas y con enchufes para el móvil o la tablet, en Preferente y Turista, una novedad respecto al Alvia.
Arranca tres minutos antes de la hora. Parece que el compromiso de puntualidad de Renfe se torna en obsesión.Con suavidad, inicia su camino. El amanecer que despuntaba a través del castillo de Santa Bárbara se torna noche de repente. El tren ha entrado en el túnel del soterramiento. Arriba abandonamos el paso a nivel de Ausó y Monzó. Dejamos de ver Ciudad de Asís y el PAU 1 como antes, para salir ya a las afueras de Alicante.
Es entonces cuando desde megafonía se anuncia la película: ‘Hitchcock’, con Anthony Hopkins. Otra novedad más respecto al Alvia, puesto que antes los pasajeros tenían que esperar hasta Albacete para poder ver un filme. Se debían conformar con un documental, normalmente muy aburrido, antes de la cinta.
Con los cascos puestos, un pasajero se queja de que solo puede ver la película en inglés. El revisor comunica la incidencia al puesto de mando, todo está en pruebas todavía. Falsa alarma, hay siete canales de audio y la película se puede ver en versión original o en castellano. «Comunica que ya está solventado», le dice el revisor al tripulante del vagón cafetería.
Continúa el viaje sin más sobresaltos. La emoción del AVE deja paso a la tranquilidad del viaje y el sueño vence al león. Acurrucados hacia la venta, muchos con los cascos puestos, ni se enteran de que el tren va enfilando la provincia a más de 200 kilómetros por hora.
Pasa por delante de Elda, que se ha quedado sin servicio décadas después, y Villena, puesto que este servicio no para en la capital del Alto Vinalopó. Hay que tener cuidado para no dormirse profundamente, puesto que en apenas una hora llega el AVE a Albacete. Son las 8.10 horas. Si hubiera parado en Villena, tal vez hubieran sido diez minutos más entre que frena y arranca.
Apenas sube una veintena de pasajeros, un 2% o 3% del total que está en el tren. Albacete tiene una magnífica conexión, puesto que se puede enlazar con los AVE de Valencia y Alicante, ahora.
En el interior, en Preferente se sirve el desayuno. La tripulación está muy atenta a todo. También existe un punto de tensión, que se nota no en el servicio, pero sí en los detalles. En una curva del trazado, a una auxiliar se le derrama parte de una bandeja. Protesta: «Nunca se me cae nada y tiene que ser el primer día». Rápidamente lo recoge.
Desde Albacete, en media hora se llega a Cuenca, que estrena enlace con Alicante gracias a la Alta Velocidad. Mejor dicho, a la estación de Cuenca, puesto que la ciudad no se ve por ningún lado. Parece una estación fantasma, empujada por un frío viento de la meseta. El Mediterráneo ya ha quedado atrás.
Apenas hay aquí movimiento de viajeros. No ocurre lo mismo con el AVE, que en estos puntos alcanza los 300 kilómetros por hora, a pesar de que dentro no se note.
Lleva ya hora y media de viaje, que es lo que antes se tardaba en llegar a Albacete y ahora ya encara Madrid, a pesar del rodeo. Con el trazado anterior, a esta velocidad, ya estaría en Atocha.
En esta hora, todavía hay tiempo de acercarse a ver la prensa de la mañana, tomarse un café o acabar de ver la película. En esa hora, que es la que había desde Villena a Alicante, muchos comienzan a recoger ya los equipajes. En un descuido, Atocha aparece al fondo. Los AVE de Alicante se sitúan al lado de los de Sevilla, Valencia o Barcelona. Por fin, algo tan deseado por los alicantinos.
Incluso llega con esos tres minutos de adelanto ganados al principio. Puerta de Atocha acoge a los alicantinos que llegan con aire frío y un cielo nublado. Anuncian lluvias esa jornada. De la diferencia da cuenta el ‘stand’ informativo que el Patronato Municipal de Turismo de Alicante ha instalado. Para los de la ‘terreta’, queda mucha jornada por delante; son las 9.40 horas y los negocios, los museos o las tabernas esperan a los alicantinos que han llegado, por fin, en AVE desde su tierra.